domingo

Convertir al libro...en libro: el proceso de producción

Nos ubicaremos ahora en un terreno de producción más industrial que intelectual, es decir, en un proceso donde se "emplean maquinarias y materias primas para producir ese objeto mágico que llamamos libro".

Desde luego, entre mejor sea la relación que tengan imprenta y editorial, pese a ser labores diversas, el lector será el más beneficiado. Así, el editor que conozca términos técnicos y esté mejor familiarizado con esta rama productiva se verá mucho mejor recompensado.

Existen tres proceso básicos en la manufactura de un libro, que ningún editor puede eludir:

a) La composición, es decir, el orden y arreglo de las palabras que serán impresas. Existen diversos modos de realizarla, enlistaremos algunas:

- Composición manual (quizá para la impresión de libros a gran escala sea un método obsoleto) es un proceso lento, donde se colocan tipos (letras) en una prensa para que hagan contacto con el papel.

- Monotipo - es un procedimiento mecánico que emplea una pieza metálica por letra, consta de un teclado que perfora el papel y de un fundidor que moldea y ordena las letras según la posición de las perforaciones hechas.

- Linotipo e intertipo - la maquinaria emplea una línea completa y ya no letra por letra.

-Fotocomposición - son máquinas que por medio de un sistema electrónico reproducen la imagen de los caracteres en una película o papel fotográfico en el arreglo deseado.

- Desktop publishing o composición computarizada - funciona mediante el empleo de un software que permite manipular texto e imágenes para ser impresas con el método offset.

b) La impresión, es decir, la aplicación de tinta sobre papel de la cual predominan cuatro técnicas:

- Letterpress - consiste en entintar una placa metálica cuyas letras sobresalen para después plasmarla en el papel.

- Litografía - es un modo de impresión indirecta donde la imagen de las letras se reproduce través de una placa donde la tinta se adhiere, pasa por un cilindro, luego a un blanket y finalmente al papel.

- Impresión sin presión - se basa en la impresión de imágenes electrostáticas.

- Serigrafía - procedimiento, hasta cierto punto artesanal, empleado para poco tiraje, como carteles o portadas de libros.

c) La encuadernación, que es básicamente doblar, ordenar y sjuetar las hojas impresas. Los dos tipos más famosos son la encuadernación americana y la rústica. La primera consiste en utilizar un pegamento que adhiera las páginas entre ellas y a estas con los forros y la segunda mezcla el cosido y pegado de las hojas.

Es evidente que las técnicas de producción, sobre todo a gran escala, con frecuencia nos sorprenden respecto a sus innovaciones, pero no está de más conocer los métodos antecesores y desear que los editores estén familiarizados con ellos para decidir cuál será la presentación final de los productos que ofrece.

Fuente:
- Datus C. Smith: “Producción del libro: impresión y encuadernación” en: Guía para la publicación de libros.

sábado

Proyecto editorial

Arias, Enriqueta. Albarrán, Viridiana. Avila, Jaqueline. Franco, Alejandra. Gómez, Alejandro. Hernández, Rubén.


1. Nombre.
El nombre de la publicación debe tener relación con el concepto de la publicación.
Cinismo
2. Concepto editorial de la publicación.
¿Qué hace que nuestra publicación sea diferente?
¿Cuál es el hueco en contenido o tratamiento de información que pretende cubrir?
Ensayar diversas rutas para ver al cine como arte es nuestra premisa editorial. Queremos abrir interrogantes, mediante un lenguaje desenfadado, antes que imponer “verdades” indiscutibles sobre la esencia de la pantalla grande. Y, a propósito de que el lenguaje cinematográfico conjuga otros códigos como la literatura o la música, no queremos dejar pasar la oportunidad de acercarnos a nuestro tema base desde tales aristas.
3. Funciones y tareas a desempeñar.
Todos los miembros de los equipos colaborarán en el desarrollo de los contenidos, pero es importante acordar quién realiza la corrección de estilo, el diseño, discutir la pertinencia o no de un trabajo periodístico.
Los seis miembros del equipo participaremos como redactores en alguna de las secciones de la revista. Para corregir y/o revisar los textos definimos que cada integrante tendrá el compromiso de verificar minuciosamente el texto de otro integrante. De tal manera, se formará una cadena en que todos revisaremos y seremos revisados.
Nuestros pendientes son, sin embargo, el diseño y la ilustración de la revista.
4. Definición de secciones, definición de estilo editorial para los contenidos.
Cuántas secciones considera nuestra revista y cuáles son; qué estilo adoptará la revista: serio y profundo, ligero e innovador.
1. Cine y política
2. Producciones mexicanas
3. Cine de autor
4. El cine como arte contemporáneo
5. Música y cine
6. Sección gráfica: secuencias de algún filme
7. Cine y literatura
8. Cartelera (incluye cine no comercial)
9. Documental/Cine experimental/ cortometraje
10. El cine en su historia
11. Reportaje de profundidad (tema central).
5. Público meta.
Es importante su definición, pues de ella depende la selección de los canales de distribución, anunciantes, estilo editorial de los contenidos, el diseño y las características técnicas de producción.
Jóvenes y adultos de entre 25 y 35 años (nivel C y C+) que estén interesados en el cine.

Anatomía del libro

El libro es un objeto de veneración por su edad, su sapiencia y su funcionalidad, cuando menos para los amantes de ellos. Y se sea o no amigo de los libros o de la lectura es necesario reconocer que tal objeto implica un extenso código de signos fácilmente reconocibles.

Dicho código se conforma por elementos externos e internos, que aunque son identificables pocas o nulas veces sabemos cómo se llaman. De tal manera que sin necesidad de aprender el nombre de sus partes y tal vez su uso, muchos saben utilizarlo.

Cada parte de una página funciona como un elemento significativo, más allá del contenido de un texto; juntos, los elementos lingüísticos y visuales, incluídos los espacios vacíos conforman un código lleno de información estructurada, ordenada, socializada y aprendida. Así, podemos reconocer al título por el tamaño de la letra y su posición superior en la página. Logramos entender que una idea fue concluída con un simple punto y aparte y un espacio mayor entre dos renglones.

El nombre y las partes entonces, están establecidas, sin embargo, pueden variar, verse disminuídas o incrementadas según la editorial que los publique, la razón generalmente se relaciona con valores financieros.

De afuera hacia adentro encontramos la
cubierta o primera de forros, es la conocida portada que contiene los principales datos: título, subtítulo, autor y editorial. La segunda de forros, y tercera de forros, se encuentran al interior, generalmente en blanco al menos que la editorial coloque la biografía del autor, publicidad o fotografía; finalmente, la cuarta de forros, o contraportada que incluye alguna reseña o comentarios de la obra.


Ya en el interior se encuentran las páginas falsas o páginas de cortesía, siempre son hojas en blanco, a continuación la falsa portada o portadilla, la cual contiene únicamente el nombre del libro, la portada que incluye los mismos datos que la primera de forros, la página legal donde se asientan los derechos de autor, fecha, ISBN, editorial, lugar de impresión, la dedicatoria o epígrafe que incluye agradecimientos del autor, el índice y la caja de texto o mancha tipográfica, que generalmente debe ocupar un 70 u 85 % de la página.

Fuente: - Zavala Ruiz, Roberto, El libro y sus orillas, México, UNAM, 1995, Biblioteca del Editor.

Diseño del libro: del conjunto de hojas al volumen atractivo

Un libro es por definición práctica, tan sólo el "conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen". Sí, pero no le digan a ningún apasionado del diseño editorial, quien le proporciona al "conjunto de hojas" las características que lo harán presentable.

Por supuesto, el primer vendedor de un libro es su aspecto y diseñarlo es parte indispensable en el proceso de su materialización.

Llevar una idea editorial hasta el final implica, determinar sus características físicas interiores, como medidas de la página, tipo, tamaño y ubicación de la letra, márgenes, interlineado e ilustración, y las exteriores como encuadernación, portada, en fin, establecer la apariencia.

Por tratarse de la persona encargada de terminar los detalles y características del libro, el diseñador debe (idealmente) poseer buen gusto artístico, conocimiento sobre el proceso editorial, habilidad respecto a la impresión y facilidad para el dibujo de letras.

El principal requisito de su trabajo debe ser la coherencia entre el contenido o tema de la obra y su portada y diseño en general. Por ejemplo, sería impensable un libro infantil sin ilustraciones o detalles coloridos o sin una letra de tamaño grande. "El diseñador debe conocer el propósito de un libro antes de decidir la forma que le ha de dar", no hacerlo implicaría proporcionar un mal servicio al autor, al lector y a la editorial.

Para Dathus C. Smith y seguramente para más de un lector, un libro "equilibrado" consiste en:

- Diseño apropiado al tema

- Atractivo artístico, claro e inteligible

- Un buen precio (y un buen comprador, que esté dispuesto a pagar por un diseño que verdaderamente valga la pena)

Y para conseguirlo, el diseñador debe considerar en su proceso creativo:

- El cálculo de las dimensiones que tendrá la obra, contando el número de caracteres para conocer la cantidad de letras, espacios y por consiguiente páginas.

- Debe considerar siempre ¡y en todo momento!, el balance entre costo y presentación. "La mayor aportación que el diseñador puede hacer al público es encontrar una presentación, atractiva, legible y nítida, de un bajo costo para la editorial que se traduzca en un menor precio al comprador".

- El reto de diseñar un forro que atraiga a la vista y a la vez resulte económicamente viable.

Algo muy importante es nutrir siempre las creaciones con otras ideas, es decir, ver otros libros para que sirvan como inspiración o sirvan para determinar tamaños, estándares y colores.


Fuente:

- Dathus C. Smith Jr., Diseño del libro.

El corrector de estilo

El prestigio de los autores y de las editoriales depende en gran parte de un trabajo callado, dificilmente bien remunerado y ejercido generalmente bajo presión, es decir, el del corrector de estilo.


Su mano pasa indavertida en un libro bien producido, no al contrario, cuando hay un error, suele correr a cargo de su responsabilidad por pequeño que sea.


Su trabajo consiste básicamente en apoyar la lecturabilidad, es decir, la posibilidad de que un texto sea entendido por un lector determinado, al facilitar la relación de su estructura con los conocimientos y aptitudes del sujeto para apropiarse del contenido, y la legibilidad de un texto, es decir sus cualidades tipográficas.


Los roles del corrector dentro de una empresa editorial son, en caso de traducción, cotejo con originales, lectura de galeras, revisión y marcaje, formación de planas, primera y segunda lectura de planas y contrapruebas. Antes eran labores divididas entre más de una persona, sin embargo, dada la crisis financiera todas se han reducido a una sola.


Los requisitos para convertirse en corrector de estilo son:


- Buena ortografía

- Conocimiento máximo de gramática y lingüística (cualidades innatas que sin embargo, requieren perfeccionamiento mediante el aprendizaje)

- Buena redacción y

-Amplia cultura general


También debe tener mucho sentido común y sumo cuidado para no tergiversar la idea original.


La prisa del escritor por ver encuadernada su obra, la del editor por cumplir con la cuota de producción y la de la imprenta por cobrar el trabajo van en detrimento de la profunda lectura, que a fin de cuentas es la corrección.


Por ser un bien de capital humano el corrector de estilo nunca dejará de ser indispensable, aunque su trabajo haya perdido reconocimiento por causa de los correctores digitales, a los cuales se suele confiar la tarea de eliminar las erratas, mismas que requieren habilidades y manías, lectura morbosa y curiosidad con el texto.

Fuente:
- Ayala Ochoa, Camilo, Correctores de estilo, en Quehacer editorial N°8.