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El corrector de estilo

El prestigio de los autores y de las editoriales depende en gran parte de un trabajo callado, dificilmente bien remunerado y ejercido generalmente bajo presión, es decir, el del corrector de estilo.


Su mano pasa indavertida en un libro bien producido, no al contrario, cuando hay un error, suele correr a cargo de su responsabilidad por pequeño que sea.


Su trabajo consiste básicamente en apoyar la lecturabilidad, es decir, la posibilidad de que un texto sea entendido por un lector determinado, al facilitar la relación de su estructura con los conocimientos y aptitudes del sujeto para apropiarse del contenido, y la legibilidad de un texto, es decir sus cualidades tipográficas.


Los roles del corrector dentro de una empresa editorial son, en caso de traducción, cotejo con originales, lectura de galeras, revisión y marcaje, formación de planas, primera y segunda lectura de planas y contrapruebas. Antes eran labores divididas entre más de una persona, sin embargo, dada la crisis financiera todas se han reducido a una sola.


Los requisitos para convertirse en corrector de estilo son:


- Buena ortografía

- Conocimiento máximo de gramática y lingüística (cualidades innatas que sin embargo, requieren perfeccionamiento mediante el aprendizaje)

- Buena redacción y

-Amplia cultura general


También debe tener mucho sentido común y sumo cuidado para no tergiversar la idea original.


La prisa del escritor por ver encuadernada su obra, la del editor por cumplir con la cuota de producción y la de la imprenta por cobrar el trabajo van en detrimento de la profunda lectura, que a fin de cuentas es la corrección.


Por ser un bien de capital humano el corrector de estilo nunca dejará de ser indispensable, aunque su trabajo haya perdido reconocimiento por causa de los correctores digitales, a los cuales se suele confiar la tarea de eliminar las erratas, mismas que requieren habilidades y manías, lectura morbosa y curiosidad con el texto.

Fuente:
- Ayala Ochoa, Camilo, Correctores de estilo, en Quehacer editorial N°8.

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